Thursday, September 11, 2014

Lo Eterno. Segundo Capítulo: Entonces ellos.

Una vez que empezaron a comer Nina sintió fuertes punzones de dolor en el pecho pero dedujo que no era nada más que sus nervios, así que siguió comiendo y platicando de manera tranquila pese a la leve incomodidad en su pecho.
- Y dime Nina. Dijo al madre de Ethan. ¿Tú también estudias Finanzas? La cara de Ethan empalideció.
- Creo que es hora de que nos vayamos, Nina. Dijo Ethan.
- Estudio literatura. Claro, vamos. Muchas gracias por la comida. Dijo Nina sonriendo a la madre de Ethan. 
- De nada. Dijo la madre de Ethan, de repente, con voz cortante y cara muy seria.
- Adiós, Sra. Sofía. Dijo Nina y se dirigió a la salida.
- Ethan, espera. Su madre lo llamó.
- Ahora no mamá. Ethan respondió. Y apresuró el paso casi empujando a Nina a la salida.
- ¡Maldita sea, Ethan! No otro artista, no más letras en este hogar, no más poemas, no más literatura y basura de esa índole. Dijo su madre eufórica y Nina prácticamente corrió a la salida, Ethan detrás de ella.
Corrió, corrió y corrió, inundada de pensamientos, presa de la angustia de esa recibida, arrepintiéndose de sus actos, de su intento de inserción en ese mundo del que no era parte, tratando de encajar cuando odiaba intentarlo, le gustaba ser ella, se amaba tanto como se odiaba y no necesitaba que nadie más lo haga por ella, no de esa manera. 
- Nina, para. Dijo Ethan agarrándola de la mano, deteniéndola.
- Déjame. Respondió, Nina con voz solloza y agitada.
- No prestes atención de la reacción de mi madre, hay cosas de nosotros que aun no he logrado contarte, Nina. 
- Suéltame, Ethan. Dijo, esta vez con firmeza, y mirándolo desafiante.
- No te voy a soltar hasta que me escuches. Dijo Ethan casi suplicando.
- No pretendo escucharte. Dijo dejando de lado sus sollozos y tornándose ahora más bien, enojada.
- No es un pedido. Ethan dijo sonriendo y Nina gritó con tanta fuerza que Ethan pensó que realmente estaba lastimandola y la soltó. Ella se echo a correr nuevamente y él fue atrás de ella.
Luego de media hora de correr sin dirección con todas sus fuerzas, Nina se detuvo y lloró, lloró porque estaba harta, porque no le alcanzaban las fuerzas sin embargo le sobraba vida y no quería más de eso. Quería menos aire y menos tiempo, porque ya no tenían sentido muchas cosas y tratar de recuperarlo era casi tan absurdo como creer que él podría salvarla.
- ¿Realmente todo esto por lo que dijo mi mamá? Dijo Ethan con su voz agitada.
- No. Dijo Nina casi sin aliento.
- ¿Qué pasa? 
- Nada.
El dolor en el pecho de Nina se había intensificado con el paseo, paso a sentir también pesadez en los hombros y las piernas por alguna extraña razón estaban demasiado débiles para sostenerla en pie y estaba segura de que no era cosa de la caminata puesto a que estaba acostumbrada a estas aun si no con la misma rapidez. Todo empezó a dar vueltas a su alrededor y de un momento a otro, ya no estaba ahí, en esa ciudad sonora que estaba llenándose de gente a medida que pasaba el tiempo, ahora estaba en un valle, y habían muchos árboles alrededor. Se vio a  sí misma con un vestido largo y rosa pálido y seres alados alrededor del valle, parecía un sueño, muy real... muy vivído, más como un recuerdo...
Cuando recuperó la conciencia su mamá estaba a su lado con ella.
- Ma...mamá...
- No te esfuerces, cariño, si no puedes hablar, déjalo. Gracias a Dios estás bien. Dijo su madre preocupada.
- Nina, lo siento tanto. Dijo Ethan y Nina no entendía en qué momento fue traslada del centro, al valle y al hospital, sin embargo miró hacía otro lado cuando Ethan le habló demostrando que seguía disgustada con él.
- Creo que debes retirarte... Dijo ante la reacción de su hija la Señora Fiorella. Nina sintió el deseo de volver la mirada, de decirle algo a Ethan, de más que sea retenerlo con peleas pero no sentía las fuerzas suficientes para hablar y, peor aun, discutir ahora con él.
- Hasta luego, Nina. Dijo Ethan y se fue.
¿Se fue? Sí... se fue ¿por qué habría de quedarse? Claro que se fue... pero volverá, y si vuelve, se volverá a ir... se va y viene, se va y viene, se va y viene y yo sigo aquí, me pregunto si es saludable. Me pregunto si todo esto es saludable y si vuelve porque realmente quiere hacerlo o por pena, por culpa, por amabilidad... o por hacer algo, más no por verdadero deseo.  Nina pensó.

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