Tuesday, April 13, 2010

A tu lado.

Claro que era consciente del camino que de ahora en adelante cada uno tenía que tomar... aún así lo miraba de reojo, con ansias de preguntarselo pero movía su cabeza a modo de ¡No! y no lo hacía, por más que la curiosidad la carcoma por dentro... por más que el dolor la ahogue en silencio.
- Hazlo. Dijó él mientras la miraba de frente, puesto a que ella se había detenido sin notarlo.
- ¿Hacer? ¿Qué cosa? Preguntó ella algo desconcertada, bastante asustada, se perguntaba si él podía leer sus pensamientos... ¡Ilógico! pensó para sus adentros.
- Díme lo que tengas que decirme. Dijó él tan calmo como siempre.
- No tengo... nada que preguntarte. Respondió ella con un tono dubitativo mientras miraba el piso.
- Si que tienes algo que decirme. Deja ya de aguantarte las ganas, que hayamos terminado no quiere decir que deje de conocerte y que dejemos de ser amigos. & Mientras él decía estas palabras ella lloraba y limpiaba sus lágrimas con disimulo.
- ¿Qué quieres que te diga? Ya te dije todo lo que tengo que decirte... Pero tengo la misma pregunta de siempre para ti, la misma que no respondiste hace 2 meses, la misma que no respondiste la semana pasada, la misma que no responderas ahora ni nunca, porque eres ¡un cobarde! Y al gritar esto último ella misma se sorprendio de sus palabras y en un acto reflejo se tapo la boca y susurro, un casi inaudible, lo siento.

- Ya sé lo que soy. Pero si te sientes más tranquila al recordarmelo...lo entenderé. A diferencia de mi, tú no lo entiendes, pero ya crecerás pequeñita. Dijó él y sonrió.
Eso bastaba para la tranquilidad toque su alma. No importaban las separaciones, los problemas, las incomprensiones, una sonrisa suya regocijaba su espíritu y le volvia ese bienestar emocional que necesitaba. Todo era perfecto mientras su mejor amigo este presente, aunque su enamorado no se digne a regresar.
Lo agarro de la mano, apego su cabeza a él, sin mirarlo más y mientras caminaban le dijo:
- ¡Mejores amigos por siempre! con una sonrisa radiante.
- Por siempre. Confirmó él, mientras una mueca de dolor aflijía su ser.
Porque lo que ella no entendía, él no lo quería explicar, y se guardaba para si mismo, ese dolor que la podía lastimar. Sí, lo guardaba, porque aunque de una manera que ella no entendía a ciencia cierta; con todas sus fuerzas, él la amaba.

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Sentimientos